Daría lo que fuera por no haber perdido mi pequeña paz, esa que se pegaba al hueso del hábito siun fricción.
Za Za, emperador de Ibiza. Ray Loriga
Muchos gtrandes equipos de fútbol se parten por la mitad porque unos defienden y otros atacan, pero nadie cose.
Za Za, emperador de Ibiza. Ray Loriga
A veces cuesta precisar en qué momento exacto empezaron a torcerse las
cosas; nadie se resigna de buena gana a que su vida sea grotesca y menos
aún a que su aspecto lo corrobore con tanta exactitud.
Za Za, emperador de Ibiza. Ray Loriga
Si uno se para a pensarlo, a los niños y a los adultos les fascinan sólo
dos cosas: lo sorprendente y el abismo que se abre entre los detalles.
Justo en eso coincidimos con nuestros iguales más pequeños, ya que la
vida adulta nos suele llevar a otros lugares, pero nuestra capacidad de
asombro ante lo extraordinario o lo percibido como tal, y nuestra
preocupación por el detalle y la tristeza infinita que tal preocupación
nos depara nos atrapan en la infancia para no soltarnos jamás.
Za Za, emperador de Ibiza. Ray Loriga
*Lo descubrí hace 20 años y por fin después de varios sin tener algo que mereciera la pena, este vale la pena. Como siempre frases lapidarias.
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