viernes, 20 de agosto de 2010

Razones escritas

  • El demonio es sentirse mal.
  • La verdad es aquello que nos falta por conocer.

  • Pensar es romper los hábitos de pensar, de haber pensado.
     
  • Conocer es olvidar nuestras opiniones.
     
  • La razón sólo alivia los dolores pequeños, sólo sabe cabalgar con elegancia pasiones mansas, previamente amaestradas.
     
  • La imaginación es siempre joven. No carga sobre sí el pasado, no mira hacia atrás, laza el tiempo que pasa, busca, encuentra, abandona. No acumula, innova; no hace moldes, los rompe; no se cansa, siempre está en marcha.
     
  • La elocuencia requiere pausas, igual que el grito crece o se afirma en el silencio.
     
  • El buen escritor sabe que escribe mal.
     
  • Sólo el buen escritor sabe lo mal que escribe.
     
  • Escribir bien es remar contra la corriente de la facilidad.
     
  • El escritor calla a veces, escribe siempre.
     
  • Escribir es volver al cuarto juego de la infancia.
     
  • El escritor debe saber cuándo callar: su silencio es tan importante como sus palabras.
     
  • El viejo escritor ha perdido sus ilusiones literarias de juventud, pero es un escritor profesional, garabatea sin cesar nuevos manuscritos de los que sólo le interesan ahora las cosas que antes desdeñaba, los reconocimientos y el dinero, el calor de las jóvenes enamoradas de la literatura, suficientemente locas o desdichadas para caer en su lecho, habida cuenta de que, como dice el clásico, luego de cierta edad, la juventud sólo puede adquirirse por contagio.
     
  • La única eternidad es cada día.
Fuga laboral, 5. Día con día. Héctor Aguilar Camín.

Nota: Tomado de un mail enviado por mi papá: Gerardo Cruz Majluf.

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